La responsabilidad política para la inclusión real de la diversidad sexo- afectiva y nuevas masculinidades
En sintonía y
colaboración con la Casa de la Cultura de la provincia de Salta, la
asociación Dr.
Miguel Ragone proyectó en el día de ayer el documental “Putos
peronistas, cumbia del sentimiento”, producido y articulado por la
organización militante cuyo nombre precede al título del mismo. El encuentro se
realizó en la sala Mecano perteneciente a la Casa de la Cultura de la provincia
ubicada en Caseros 460; se dieron cita periodistas, la organización militante
peronista “El Aguante”, encabezada por Juan Emilio Ameri y público
interesado en la temática social propuesta.
Documental que registra la formación, desarrollo y crecimiento
de la primera agrupación peronista gay de la Argentina desde su antecedente, el
Frente de Liberación Homosexual, creado a principios de los años 70, hasta
llegar a nuestros días. El film propone a través de un seguimiento íntimo
conocer la vida de los integrantes de la Agrupación Nacional Putos Peronistas
(PP) y su militancia detrás de la convicción de que el peronismo es el único
movimiento capaz de lograr el sueño de “vivir y amar libremente en una patria
liberada”. La película sigue los pasos de esta organización desde 2007, cuando
los PP aparecieron por primera vez en la Marcha del Orgullo con su bandera
recién pintada y la consigna “el puto es peronista, el gay es gorila”. “Por
entonces, ser peronista no estaba tan de moda”, como cuenta Pablo Ayala, uno de
los fundadores de los PP, “una cosa es ser marica en Palermo y otra donde viven
ellos, en La Matanza”.
En su recorrido obstinado y enérgico por reconocimiento de
derechos y efectiva inclusión social de estas minorías excluidas sistemática e
históricamente, los PP destacan, en el documental, el rol fundamental de las
gestiones kirchneristas -iniciada por Néstor Kirchner y profundizada por
Cristina Fernández- en la adopción de políticas de Derechos Humanos no sólo
como herramienta de juzgamiento a genocidas o como un pacto o contrato entre
Estado y ciudadanía, sino cómo vehículo lógico de construcción e inclusión social.
Los protagonistas lo mantuvieron siempre en claro. “Éste era el momento, era
ahora o nunca”, sollozaba uno de los personajes en plena Plaza de Mayo la noche
de la aprobación de la Ley de Matrimonio Igualitario; en una mezcla paradojal
de descreimiento por el momento especial que atravesaba pero de comprensión y entendimiento como una derivación
por el esfuerzo y la militancia de años y años. En resumen, la organización
militante expone un paralelismo entre sus anhelos conquistados y la política de
inclusión y apertura de derechos que caracteriza al actual gobierno argentino.
En la fiesta de la democracia del pasado domingo no podían
dejar de notarse las banderas del arcoíris flameando palmo a palmo junto a las
diversas banderas de las otras agrupaciones políticas y militantes, indicio del
comienzo de un cambio cultural respecto a las representaciones de la
diversidad y la ampliación de derechos. Y en este sentido, fue Néstor Kirchner
,como principal impulsor de la Ley de Matrimonio igualitario, una figura
esencial que marca un nuevo sujeto político, alejado de los límites de una
masculinidad enquistada en la vida política, donde lo diverso, lo diferente era
algo que debía ocultarse o negarse. Tal como lo enuncia la presidenta,
“Si Néstor (Kirchner) no hubiera estado sentado no sé si hubiera habido
matrimonio igualitario. Esta distinción la quiero compartir con el pueblo pero
también con él porque luchó a capa y espada por los derechos de los
argentinos”.
Finalizada la proyección el jefe del Programa de Desarrollo
Territorial, Fernando Pequeño Ragone, expuso las palabras iniciales para la apertura
a un debate reflexivo sobre el documental, debate del que participaron todos
los presentes.
A nivel de conclusiones generales surgió el criterio
insoslayable de que resulta imperioso que los partidos políticos deben discutir
los sentidos de masculinidad que la mayor parte de funcionarios y políticos
aprendieron y las traducen a las luchas por el poder partidario y en las
políticas públicas. Son formas de ser hombres que hoy resultan nocivas para la
sociedad y la política.
Los partidos políticos deben reflexionar y debatir sobre
nuevas formas de militancia para comprender que existen otras maneras de vivir
la política, formas que incorporen positivamente nuevas masculinidades y la
diversidad sexual como sujetos plenamente participativos de la política
partidaria y no como objetos pasivos de la política pública.
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