El encuentro convocó a destacados académicos e intelectuales de experiencia internacional en la reflexión sobre los desafíos contemporáneos de la Democracia y El Estado de Derecho. Uno de ellos fue Juan Pablo Lichtmajer, historiador y Doctor en Ideología y Análisis de Discurso.
El panel integrado por el Dr. Lichtmajer. |
Los últimos diez años han sido
testigos de ingentes esfuerzos por salvar a la democracia de una muerte lenta a
manos del consenso neoliberal. Estas nuevas experiencias democráticas se
enmarcan en un escenario donde el Estado ha recobrado un rol prioritario, que
el neoliberalismo le había arrebatado. En este sentido, el Lic. en Historia y
Dr. en Ideología y Análisis de Discurso Juan Pablo Lichtmajer disertó sobre la
democracia en América Latina, sus perspectivas y desafíos, en el marco de las
Primeras Jornadas Internacionales de Pensamiento Político.
Las mismas, se desarrollaron los
días 23 y 24 de febrero y fueron organizadas por el Instituto de Estudios e
Investigaciones de Derecho Administrativo de la Escuela de la Administración
Pública de Salta (IEIDA) en coordinación con el Instituto de Derecho Constitucional
de la Universidad Católica de Salta (Ucasal).
Rol del Estado y fortalecimiento democrático
En una serie de países
Latinoamericanos (Venezuela, Brasil, Ecuador, Bolivia, Uruguay, Argentina) el
retroceso neoliberal ha coincidido con la aparición de gobiernos democráticos
cuyo norte es la reconstrucción de vínculo entre democracia y buen gobierno,
seriamente deteriorado durante la hegemonía neoliberal.
Los últimos diez años han sido
testigos de ingentes esfuerzos por salvar a la democracia de una muerte
lenta a manos del consenso neoliberal. Estas nuevas experiencias democráticas
se enmarcan en un escenario donde el Estado ha recobrado un rol prioritario,
que el neoconservadurismo le había quitado. Es por ello que los actuales
gobiernos democráticos verdaderamente orientados al desarrollo inclusivo tienen
como factor determinante un rediseño del Estado en su rol de constructor de lo
público. La discusión sobre el rol del estado en relación a la democracia
esta inevitablemente ligada a la pregunta por la igualdad, y su contracara, la
desigualdad abrumadora que legaron tres décadas de globalización neoliberal.
La democracia en Latinoamérica ha
logrado –desarrolló Lichtmajer en su disertación– hilvanar tres décadas de
continuidad institucional, y este trayecto inédito ha creado democracias
populares e inclusivas, distintas e innovadoras respecto de lo que ocurre en la
mayor parte del mundo. En sus albores, allá por 1808-1810, las tendencias
populares e inclusivas de las nacientes republicas americanas sucumbieron ante
las guerras de independencia y las reacciones conservadoras. Hoy doscientos
años después, nuestras democracias recuperan su impronta popular e inclusiva y
esto las coloca a la vanguardia (con las precauciones que según Lichtmajer
demanda el uso del término) del escenario global, un lugar que supieron
ocupar, fugazmente, luego de las revoluciones de independencia (por caso, la
asamblea de 1813 en Argentina).
Otro aspecto abordado por el historiador fue
el “fenómeno novedoso” que en nuestras democracias surge de la relación entre
las fuerzas progresistas y el Estado que, por primera vez, es visto y
recuperado como un aliado para proyectos ideológicos de corte nacional y
popular. Ese Estado prioritariamente asociado con el conservadorismo, la
expoliación económica de las mayorías, el abuso de poder, la protección de los
intereses y derechos de los menos, ha cambiado producto de su recuperación como
el lugar de los más; ha dejado de ser el protector de unos pocos y hoy ocupa el
lugar que mejor le sienta, ser la parte y el todo. De este modo, explicó Lichtmajer,
se ha producido un fenómeno político sin precedentes en diversos países
latinoamericanos: la democracia ha abierto las puertas para gobiernos populares
(por ende la vía electoral ha desplazado a la revolucionaria) y el Estado se ha
vuelto un aliado y no un obstáculo. Claro que hubo anteriormente Estado
de bienestar en América Latina, pero el rol del Estado en la actualidad es
substancialmente distinto, porque el mundo ha cambiado. El Estado de
bienestar está siendo permanentemente repensado para operar en un mundo regido
por las “redes”, término acuñado por Lichtmajer para conceptualizar la
consolidación de modelos de estado reticulares que abonan en la idea de la
asociatividad.
Recapitulando, en función a la
disertación del historiador y politólogo, hay una nueva configuración de lo
global producto de la crisis del modelo neoliberal. En Latinoamérica se destaca
la reformulación del vínculo entre democracia y buen gobierno, al menos en dos
sentidos. El primero tiene que ver el papel del Estado en relación al
desarrollo. El segundo, directamente vinculado, se relaciona con la
desigualdad.
Hay un dato insoslayable en este último sentido, sostenía Lichtmajer en
su panel, las democracias latinoamericanas cuentan con una inédita experiencia
de 30 años de continuidad institucional. Sin embargo, esa continuidad estuvo
acompañada durante 20 años, por indicadores cada vez mayores en cuanto a
desigualdad. Este modelo entra en crisis hacia 2001. A partir de entonces, la
necesidad de atacar la desigualdad es, y debe de ser, un eje prioritario.
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