domingo, 6 de marzo de 2016

Sobre la Responsabilidad Social Empresarial

  

Durante la última década se han multiplicado las iniciativas acerca de la relación entre las em­presas y los grupos que están vinculadas con el ciclo de sus negocios como consumidores, pro­veedores, empleados, socios, instituciones, reguladores o sectores impactados por las operacio­nes. Muchas de esas actividades se han identificado bajo el nombre de Responsabilidad Social Empresarial (RSE): La misma pretende designar una nueva forma de autorregulación que se incorpora a los planes de negocios; no solo para cumplir las normas vigentes sino para agregarle compro­misos que las trascienden e implican la transferencia de valor a los grupos de interés.

 Desde esta instancia se han promovido principios y lineamientos en la normativa internacional, como los consignados en las Directrices de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OEDC) so­bre empresas multinacionales (1996, 2000), el Pacto Global de Derechos Humanos de Naciones Unidas (2000), y las normas y promoción de compromisos privados con los Objetivos del Milenio.

 También en el escenario multisectorial se desarrolla la RSE con intervención central de entidades no estatales que impulsan instrumentos de autorregulación como los Principios Voluntarios en Seguri­dad y Derechos Humanos (PVSDH), la Iniciativa para la Transparencia de las Industrias Extractivas (EITIE), los Principios Ecuatoriales, la Iniciativa del Reporte Global (GRI), o la formulación de la ISO 26000 que se inició en 2004 y culminó en 2010 ofreciendo una guía de referencia avalada por organizaciones interesadas de todos los continentes.

En definitiva, la RSE se propone formular planes del desarrollo de las empresas, con enfoque de derechos humanos.

Los criterios sobre “debida diligencia” de las empresas en su responsabilidad en derechos hu­manos son de gran interés para entender la ruta em­prendida desde Naciones Unidas para este propósito. En virtud de la obliga­ción de respetar los derechos humanos se destaca la importancia que las empresas se doten de políticas detalladas en la materia e incluyan los derechos humanos integralmente en la evaluación de impactos, sin limitarse a los asuntos ambientales y sociales. Y fundamentalmente, que formulen planes específicos de respuesta a los estudios de impacto. Además, la debida diligencia, reclama que el respeto por los derechos humanos se integre en todas los dominios de organización, actividad o procesos en la empresa y se adopten procedimientos de vigilancia y control específicos.

 Es precisamente por ello que adquiere importan­cia el proceso convocado por la Organización Inter­nacional de Normalización para la formulación de una norma ISO sobre RSE. Organismo internacional conocido por las Normas ISO en la certifi­cación de comportamien­tos virtuosos de empresas en muchos aspectos de la actividad productiva.

En el marco de las ISO 14001 y 9000 relativas a normas am­bientales han sido certifica­das 1.106.000 empresas en el mundo. De modo que una vez adoptada la Guía de res­ponsabilidad social empresaria (RSE) como un instructivo de referencia para buenas prácticas de las orga­nizaciones, marcará pautas en definiciones, temáticas e incorporación en los planes de negocios. Por la amplitud de las redes de organizaciones empresariales, guber­namentales, sindicales, ONGs y aca­démicas, que involucra en todos los continentes, la ISO 26000 será en la próxima década una privilegiada re­ferencia internacional en materia de responsabilidad social de organiza­ciones y, en particular, de empresas.

El enfoque de derechos hu­manos es asumido en la ISO 26000 como un ar­ticulador de la gestión de las organizaciones. Toma como principio cada derecho individual para el cumplimiento de los derechos huma­nos. Las acciones, políticas y operaciones de una organización deberían esforzarse hacia el cumplimiento de esos derechos. Un enfoque de tal naturaleza es crucial para la gestión de la organización asegurando su responsabilidad social. La implementación de este en­foque involucra desarrollar tanto políticas ge­nerales, como prácticas de gestión específicas.

 Un primer paso, es un compromiso a nivel eje­cutivo, para promover y proteger los Derechos Humanos. Para ser efectivo, esto debería ser comunicado, tanto públicamente, como inter­namente, a los empleados. Es vital que el com­promiso y las políticas, debieran irrigar todas las prácticas de toda la organización.

 Las Políticas pueden ser desarrolladas para guiar las acciones de la gerencia, en áreas especialmente sensibles al abuso de los Dere­chos Humanos. Políticas para todas las áreas de gestión deberían ser consideradas, pero una atención particular se le puede prestar a la evaluación de nuevos proyectos, a la cadena de suministro, a proyectos relacionados al sector extractivo, a sitios de seguridad, a estrategias para zonas de conflicto y operaciones en áreas polí­ticamente inestables.

 Adicionalmente a las operaciones al interior de la propia empresa, la ISO 26000 solicita a las organizaciones considerar el cómo promover y proteger los Derechos Hu­manos en su esfera de influencia más amplia. Dos importantes áreas acá son la cadena de suministro y el gobierno, y la relación con otras entidades privadas o gubernamentales interesadas en la regulación de las acciones con enfoque en la preservación y extensión de derechos.

 Los derechos humanos están interrelacionados y son inseparables. Las orga­nizaciones necesitarán evaluar, cuidadosamen­te, cómo pueden cumplir con sus responsabi­lidades en derechos humanos. Una estrategia transparente puede ser desarrollada recono­ciendo la interdependencia de los derechos humanos, pero focalizándose en los temas más urgentes para la organización, o en aquellos que pueden tener mayor impacto.

 La participación de cinco gobiernos, dieciocho compañías extractivas de recursos y energía y ocho de las más importantes ONGs internacio­nales defensoras de derechos humanos en el núcleo motor de los Principios Voluntarios en Seguridad y Derechos Humanos; desta­ca la importancia de la convocatoria de la RSE y la expectativa que se ha despertado sobre sus desarrollos prácticos, en materia de la relación empresas – desarrollo económico – derechos humanos. Particularmente la iniciativa de los Principios Voluntarios en Seguridad y Derechos Humanos (PVSD) fue emprendida en diciembre de 2000 como respuesta a conflictos en distintas partes del mundo asociados al comportamiento de fuerzas de seguridad de compañías petro­leras y mineras.

 La Norma internacional ISO 26000, Guía sobre responsabilidad social, ofrece una guía global pertinente para las organizaciones del sector público y privado de todo tipo, basada en un consenso internacional entre expertos representantes de las principales partes interesadas, por lo que alienta la aplicación de mejores prácticas en responsabilidad social en todo el mundo.

 Está diseñada para ser utilizada por organizaciones de todo tipo, tanto en los sectores público como privado, en los países desarrollados y en desarrollo, así como en las economías en transición. La norma les ayudará en el esfuerzo por operar de la manera socialmente responsable que la sociedad exige cada vez más.

 Para las organizaciones la sostenibilidad de los negocios significa no sólo el suministro de productos y servicios que satisfagan al cliente, haciéndolo sin poner en peligro el medio ambiente, sino también operar de una manera socialmente responsable. La presión para hacerlo proviene de los clientes, consumidores, gobiernos, asociaciones y el público en general. Al mismo tiempo, líderes organizacionales con visión de futuro reconocen que el éxito duradero debe basarse en prácticas de negocio creíbles y en la prevención de actividades, tales como la contabilidad fraudulenta y la explotación laboral.

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